Qué se siente pensar, crear y ejecutar una producción para ti misma?
Hoy se cumplen dos meses desde que me hicieron esa pregunta. Estuve pensando mucho en cómo responderla y qué mejor que escribir, pensé yo.
Qué se siente? Algo inexplicable. Con dos carreras a puertas de ser finalizadas y una vida fuera de mi zona de confort y sin dirección alguna, decidí realizar uno de los tantos sueños que tengo, de los cuales he ganado miradas extrañas, burlas y muchas veces aquel: cómo sueñas! Pues sí, sueño, y mucho, pero aquí estoy escribiendo sobre cómo uno de los tantos que tengo se volvió realidad.
Pienso, a veces demasiado, en cómo sería mi vida si hago tal cosa, y mientras tanto mi vida pasa y mis ideas siguen creciendo sin parar. Desde que empecé mis estudios y sobre todo a conocer lo que es el saxofón clásico, erudito, de concierto, o como quieran clasificarlo; surgieron muchas ideas, entre ellas poder producir un evento que primero era un encuentro de bandas, luego un concierto de cuarteto, un concierto para saxofón solo y por último un recital con música latinoamericana ejecutado por mi y alguien que estuviera dispuesto a hacer esto realidad. Cómo iba a ser esto posible? No lo sé! No lo sabía, era sólo una idea más.
Yo que tengo miedo de nadar ya que de niña casi muero ahogada, y sarcásticamente, para realizar esta producción me sentí como si yo misma me hubiera lanzado a la piscina sin flotadores. Yo que no tuve oportunidades para solar como los demás, yo que siempre tuve miedo de tocar frente a otros. Decidí un día, ponerle fin a eso ya que no podía ser un músico para los Beatles, los Minions, el Capitán América, el Sullivan y mi amada Coda, que vivían en mi cuarto.
Estaba terminando la facultad/universidad/estudios superiores y llegaba la hora del temido TCC (Trabajo de Conclusión de Curso), el que da tanto miedo y tanto estrés. Y yo quería hacer algo diferente, no quería presiones, sólo quería acabar de una buena vez la universidad y poder terminar el Conservartorio, tal vez no con la nota máxima para un jurado, pero sí terminarlo porque sentía que ya no pertenecía a aquel lugar que me enamoró en el 2011, aquel que parece de fantasía para cualquier músico y que sólo los que han pasado por allí me entenderán.
Es muy emocionante ver que la gente, mucha o poca, por interés o por curiosidad va al lugar donde estás presentando algo que es poco común, y que algunos consiguen entender lo que hablas y otros que aunque en su ignorancia para ese tema, te presta la máxima atención posible y aplaude gentilmente luego de cada línea dicha sobre una obra y más cuando tocas y consigues transmitirle sentimientos con tu instrumento.
Me emocioné con el número de personas presentes, me emocioné de cada felicidades que recibí, me emocioné al ver a amigos, me emocioné con cada lágrima y cada abrazo cálido que me dieron. Me di cuenta que no estaba perdida, que sólo estaba con un poco de dudas, y es inexplicable el sentimiento, pero lo que puedo escribir es que, si lo sueño, lo estructuro, si lo estructuro, lo idealizo, y si lo idealizo, lo intento, fue así como lleve a cabo mi máxima obra. Y me sentí maravillada al saber que hay gente que valora y respeta el trabajo de los demás. Siempre dijeron que ser músico no es nada, y nunca faltó aquella frase: ya, eres músico, y qué estudias? Pues yo, estudio cultura, estudio gente, estudio sentimientos, estudio arte, me estudio a mi misma para conocer mi capacidad, para ponerme límites momentáneos y para sobrepasarlos y así subir un escalón día tras día.
Haberme producido a mi misma, y llevar este trabajo al país donde nací fue muy reconfortante, fue tener la esperanza de que en un futuro, no muy lejano, las cosas van a mejorar. Y sobretodo la diversión que me causó tocar mi saxofón que es lo que amo desde hace más de la mitad de mi vida, y hacer algo que con sus idas y venidas, con sus tropiezos y levantes aprendí a amar que es el ser productora. Producir, para mi no es un trabajo es mi pasatiempo. Tocar para mi es algo más que soplar el saxofón, es sentirme a mi misma, es comunicarme con los demás, es conocerme y quebrar la barrera del temor a equivocarme.